He girado 360º sobre mi propio eje de gravedad, y al completar la vuelta ya no era yo.
Me he tirado varios años dentro de la cueva. No porque considerara necesario morir, ni porque fuera mi elección mística, sino porque la muerte me sobrevino, ¡plaf!, como una bofetada que provoca un derrumbe, como una Madre Cósmica oscura abrazándome hasta ahogarme. Hasta reducirme a la mínima expresión: un átomo aplastado, nada de lo que hasta entonces había sido.
En 2016 publiqué «La piel transparente», un disco completo, como cantante y compositora.
En 2018, al morir mi madre, todas mis estructuras de vida se vinieron abajo y durante varios años me cuestioné hasta mi propio nombre. Hasta sorprenderme cuando escuchaba mi nombre y mi primer apellido de boca de la cajera de la tienda ecológica, como si se hubiera equivocado de cliente y realmente no se refiriera a mí.
Dejé de mostrarme, dejé de tocar y cantar, dejé de publicar.
Me sumergí en el estudio, que me abrigaba porque nadie me podía ver. Profundicé en mis especialidades de Fisioterapia: fisio especializada en músicos, fisio de suelo pélvico, y sexología.
Llegué a creer que no soy música, ¿cómo voy a ser música si no estoy tocando, si no estoy cantando, si no me estoy mostrando?
Mi impostora me devoró como Urano a todos sus hijos.
Ardí.
Antes de desplegar las alas (nos parece bonito el temita del Ave Fénix, pero ¿quién quiere arder en el infierno hasta que sea necesario?), lloré por cada vez que me quemaron por no pensar igual, por no sentir igual, por no pertenecer a cualquier precio.
Pero después me he dado cuenta del placer de serme fiel, del placer de elegirme, del orgullo de ese amor fiero por mí. Del poder de elegir.
Antes de desplegar las alas, he recogido mis cenizas. Como quedaron recogidas las de mi madre.
Recoger las partes ha sido místico, sí, esto sí. Mirar maravillada la nueva forma construida (honestamente, no sé en qué medida por mí y en qué medida directamente por la Vida) con un aparentemente antiguo material. ¿Quién soy ahora?
Mostrarme ahora y ponerme al servicio de esto que puedo y deseo entregar al mundo para aportar mi granito de luz, es el fruto de un inmenso camino.
Te iré contando.
Agradezco a la Vida, y a ti que estás presente hoy, aquí y ahora.
Ojalá te sirva, te llegue, te inspire como a mí cada mirada en la que veo mi reflejo.
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📸 Una maravillosa mañana de sábado con Esther @bebop_erc