Maiatzaren 14a egun berezia zen energetikoki, aurretik. Egun hori eskeini zigun Barakaldo Antzokiak, egun hori aukeratu genuen kontzertu berezi bat gauzatzeko.
Toqué las tablas y fui yo, otra vez, con quince años, subiéndome por primera vez a ellas, a ésas mismas, cantando templada, firme, con mi guitarra, y minutos después, después de acabar y desaparecer por la esquinita del telón, temblando durante mucho rato sin control. Este 14 de mayo les supliqué memoria, les supliqué calma por osmosis, me ayudaron, y aun así en algunas canciones tuve temple y en otras temblé como si fuera la primera vez que se apagaba la luz para que mi música sonara en el Teatro Barakaldo. No era la primera. Era sólo la segunda. Y me faltaba costumbre. Y se me derramaba la emoción. Y agradezco al universo que la emoción tenga materia y se palpe, que la palparais, que palpara yo la vuestra, que sostuviéramos esa emoción conjunta, creándola segundo a segundo, entre tablas y butacas, entre ojos, corazones, piel latiendo, y gracias, y gracias, y gracias por estar ahí, familia y desconocidos con el empeño de escuchar que hizo que os conociera, que nos conociéramos, gracias por este calor con chispas que me mantiene en el camino.